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Sinopsis

¿Se imaginan a un grupo de padres de alumnos suspensos poniendo pegatinas en la puerta de la vivienda del profesor?, ¿Y a un grupo de familiares descontentos de enfermos encamados abucheando al médico mientras compra el pan?, ¿y montando una protesta en el portal del funcionario de turno que resuelve los papeles con una lentitud pasmosa que te obliga a perder mañanas enteras? Para no ser acosadores nos podríamos inventar un término, como escrache, y así rellenamos con una palabra que no exsite en el Diccionario de la Real Academia de la lengua, entre escozor y escriba. ¿Y a un político sí se justifica?, pues quizá sea más razonable acosar (perdón escrachar) al profesor incompetente, al médico o al funcionario que nos toca, antes que a un político...total, a éste último sí nos lo podemos quitar en unas elecciones. Y como las decisiones de los políticos son vitales (¿más que las de los médicos negligentes?) ¿cuáles son los límites del acoso a políticos?: ¿Si votan la construcción de un centro comercial que