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Los proyectos empresariales deben de estructurarse a través de sociedades mercantiles. Para desarrollar los proyectos puedes adoptar tres estrategias: de expansión, de integración o de diversificación. El desarrollo de una de estas estrategias, el tamaño del proyecto, sus necesidades de financiación o la regulación establecida te pueden recomendar que lo estructures a través de una nueva sociedad. La separación de las explotaciones de los distintos proyectos favorece la determinación de rentabilidades.